Vierten toneladas de agua con radiación al mar

OFUNATO, JAPÓN/AFP

El operador de la accidentada central nuclear de Fukushima empezó ayer a verter 11,500 toneladas de agua débilmente radiactiva al océano para permitir la reparación de los circuitos de enfriamiento de los reactores y evitar una catástrofe peor que la de Chernobyl.

Ayer mismo, Japón dejó entrever que el desastre ocurrido el 11 de marzo en el noreste del país y el accidente nuclear posterior podrían tener un impacto en su política medioambiental.

Más de tres semanas después de la tragedia, el balance provisional de la policía se sitúa en 12,157 muertos confirmados y 15,496 desaparecidos, cuyos cuerpos muy probablemente fueron llevados mar adentro por el maremoto.

La central Fukushima Daiichi (N°1), ubicada al borde del Océano Pacífico, a unos 250 km al norte de la megalópolis de Tokio y de sus 35 millones de habitantes, no resistió una ola gigante de 14 metros.

El sistema de alimentación eléctrica de los seis reactores se estropeó, deteniendo las bombas de enfriamiento del combustible nuclear. Cuatro reactores empezaron a calentarse de forma peligrosa, provocando explosiones y humo radiactivo.

Tras haber vertido día y noche decenas de miles de toneladas de agua en las instalaciones, los obreros, bomberos y soldados lograron impedir que las barras de combustible se fundieran, evitando así una catástrofe nuclear mucho más grave que la de Chernobyl en 1986.

Pero esta operación provocó enormes inundaciones en los locales y las galerías subterráneas, que fueron invadidos por miles de toneladas de agua radiactiva, lo que dificultó el trabajo de reparación de la red eléctrica y de los circuitos de enfriamiento.

El portavoz del propietario de la central, Tokyo Electric Power (TEPCO), recordó que el agua contaminada se había acumulado en las salas de máquinas, en particular en la del reactor 2, con un índice de radiactividad superior a 1,000 millisieverts por hora, lo que impide cualquier actividad humana.

“Es necesario transvasarla a depósitos previstos para el tratamiento de desechos. Pero estos depósitos están actualmente plenos de 10,000 toneladas de agua débilmente radiactiva. Hay que sacarla para hacer sitio”, explicó.

El representante de TEPCO afirmó que esos vertidos, que se realizarán durante cinco días, no tendrían consecuencias para la salud.

Una parte del agua contaminada procedente del reactor 2 es vertida al océano por una brecha de 20 centímetros descubierta en un fosa situada por encima del nivel del mar.

“No ha habido cambios significativos en la cantidad de agua que se escapa. No hemos logrado el principal objetivo de parar la salida del agua”, expresó el portavoz de TEPCO.

Mientras continuaba la carrera contra el reloj para impedir una catástrofe incontrolable en la planta de Fukushima Daiichi, los funcionarios japoneses que asisten a las negociaciones internacionales de la ONU sobre el clima sugirieron que Japón podría revisar a la baja sus objetivos en la reducción de las emisiones de carbono.

El accidente nuclear obligará a Japón a revisar su ambicioso objetivo de reducir en 25 por ciento las emisiones de CO2 antes de 2020, en comparación con el nivel de 1990, según informes de prensa. Este objetivo puede ser revisado, declaró Hideki Minamikawa, viceministro japonés del Medio Ambiente, en Bangkok.

Por otra parte, Greenpeace consideró ayer “parciales y contradictorias” las informaciones proporcionadas por las autoridades sobre los riesgos radiactivos y anunció que iba a llevar a cabo estudios de muestras más precisos, especialmente en verduras y leche.

“Esperamos ser capaces de suministrar un análisis independiente y consejos claros a la población”, manifestó Rianne Teule, experta en radiactividad de Greenpeace.

En fin, desde el violento sismo de hace tres semanas, que sumió a Japón en la peor crisis de su historia desde la Segunda Guerra Mundial, se teme cada vez más el impacto de este drama para la tercera economía mundial. Una encuesta este lunes sugiere que el golpe puede ser masivo.

La Agencia de Seguridad Nuclear de Japón (NISA) ha comenzado a elaborar medidas de emergencia nuclear a raíz de los graves daños sufridos en la planta de Fukushima, que incluyen la construcción de mejores muros de contención de “tsunami” y de puertas herméticas.

Koichiro Nakamura, subdirector de NISA, explicó ayer a la prensa que los muros de contención en Fukushima estaban concebidos para frenar un maremoto de siete metros de altura, pero que las olas del 11 de marzo superaron los 14 metros. Agregó que en el futuro NISA verificará las medidas tomadas para mejorar la seguridad de las centrales atómicas en Japón.

Al respecto, NISA anunció que se esforzará por “comprender todos los aspectos del accidente, incluido el mecanismo inicial del “tsunami” que asoló a la zona y analizará la situación para tomar medidas correctoras drásticas y fundamentales”.

El catálogo de medidas también prevé evitar daños al núcleo del reactor y a las piscinas que contienen el combustible gastado y altamente radiactivo, entre otros, mediante fuentes alternativas de suministro eléctrico, y usando el agua marina como refrigerante, una técnica que se ha aplicado con escasa eficacia en Fukushima.

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JOSE DAVID LAGUNA dice:

Semanas atras decian los nipones que no habia ningun peligro,....
pero que se mantuvieran alejados a 80 kms.No es necesario nin
guna explicacion. Ahora dicen que el agua que tiran al mar, es de
bilmente radioactiva, entonces porque la tiran, porque no la usan
para agricultura, beberla, barÑarse?Ya esa agua en el mar, vienen
las corrientes marinas, y la puede llevar al otro lado del mundo, a
todas partes.Llega a Nicaragua, y la gente paga los platos rotos.
Si va a Pochomil, saldran llagas?

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