ZAPATERO no volverá a ser candidato a la presidencia del Gobierno en 2012. El líder socialista desveló ayer, por fin, su decisión en el comité federal del PSOE, donde convocó a sus compañeros a abrir un proceso de primarias para elegir a su sucesor tras las elecciones autonómicas y municipales de mayo. Aunque Zapatero argumentó que, cuando fue elegido en 2004, ya pensaba que ocho años de mandato eran suficientes, lo cierto es que la crisis económica y su evidente desgaste están en la base del anuncio. El PSOE está a unos 15 puntos de distancia del PP y algunos barones socialistas estaban de los nervios ante el silencio de Zapatero respecto a su continuidad. En todo caso, el presidente ha despejado la incógnita de su futuro. Otra cosa es el futuro del partido y su continuidad en la secretaría general acerca de la cual no dijo nada. Lo lógico es que se mantenga en ella hasta la elección de nuevo candidato. Por tanto, no todas las incertidumbres se han cerrado.
El presidente del Gobierno también anunció su intención de agotar la legislatura, tal como le pidieron hace una semana los grandes empresarios españoles, que son de la opinión, en contra de la del PP, que un adelanto electoral sería perjudicial para la recuperación económica. De esta forma, el Gobierno dispone de un año para acometer nuevas reformas y profundizar en las iniciadas y el PSOE para decidir quién será el candidato que se enfrentará a Rajoy y, si la situación económica y las cifras de empleo mejoran –cosa que está por ver–, recuperar el terreno perdido. De convocarse las primarias a finales de mayo, el próximo julio ya se sabría quién será el candidato socialista.
Aunque tiempo habrá para analizar la gestión de Zapatero durante sus ocho años de mandato, es evidente que el juicio estará marcado por la crisis, hasta el punto que, como dijo ayer Duran Lleida, el presidente se había convertido en un lastre para su partido. Al retraso en reconocer la gravedad de la situación económica y financiera, se suman las contradicciones en que incurrió el Ejecutivo, una planificación de reformas confusa y no siempre acertada y la impresión de estar constantemente improvisando, aspectos que no son exclusivos del político socialista español, sino que afectan a una gran mayoría de los líderes occidentales. El laborista Brown fue barrido electoralmente, mientras que los problemas que tienen Obama, Merkel y Sarkozy, por citar los más destacados, demuestran hasta qué punto está castigando las expectativas el marco económico.
El PSOE puede encarar la campaña de las elecciones de mayo sin el lastre de un líder más que amortizado, lo que no garantiza la recuperación de los votos perdidos por el durísimo ajuste de las finanzas del Estado obligado por la Unión Europea y EE.UU..Ala sucesión de Zapatero se apuntan algunos nombres: Rubalcaba, Chacón, Bono e incluso Blanco. Ni que decir tiene que el vicepresidente y ministro de Interior es quien parece tener más números. Pero ello no quiere decir que vaya a ser el elegido. La experiencia no juega a su favor. No se ha olvidado el fiasco que representó la elección de Borrell frente a Almunia, así como la de Tomás Gómez frente al candidato del aparato, lo que provoca en algunos un miedo cerval a las primarias. Además, está por ver de qué autoridad dispondrá un presidente del Gobierno que ha adquirido, quiera o no, la condición de interino y en qué medida esta provisionalidad no acaba castigando al sucesor.
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