Patada al tablero

El PSOE se enfrenta ahora al siguiente dilema: o elige un candidato de usar y tirar para las próximas elecciones y luego ya veremos, o bien selecciona un candidato de largo recorrido destinado a ser presidente del Gobierno de España en el 2016 o el 2020. Dicho de otra manera, o toma una decisión táctica para salir del paso pensando sólo en las próximas elecciones, o hace un planteamiento estratégico pensando en las siguientes generaciones.

No cabe duda de que el dirigente político más sólido, con mayor notoriedad y el que produce más temor en el PP según lo visto en los últimos días es Alfredo Pérez Rubalcaba. Además, el vicepresidente del Gobierno sería la persona más indicada para asumir simultáneamente el liderazgo electoral y la secretaría general del partido, evitando así la bicefalia que siempre se ha demostrado problemática.

El problema es que Rubalcaba, como han sostenido algunos barones que le son favorables, es, por decirlo de alguna manera, pan para hoy y hambre para mañana. El vicepresidente es un tipo brillante, pero está a punto de cumplir 60 años y está más identificado que nadie con una etiqueta socialista que está siendo rechazada en toda Europa. Sin duda, Rubalcaba como candidato aportaría un plus de movilización entre tanto socialista decepcionado, pero también provocará una mayor reacción entre la parroquia conservadora, y en las últimas encuestas sitúan al PSOE a 15 puntos del PP. Es mucha distancia como para pensar que sólo cambiando al delantero centro va a cambiar el signo del partido. Y si Rubalcaba pierde, el dilema se situará entre esperar a que el líder socialista cumpla 65 años para intentarlo de nuevo, o abrir otra vez el melón sucesorio. Desde la transición, todos los presidentes del Gobierno se han estrenado con menos de 45 años.

Como para perder primero y abrir el melón sucesorio después ya estaba Zapatero, está claro que la decisión del presidente del Gobierno era pegarle una patada al tablero para que las fichas salten por los aires y Rajoy se encuentre con el guión cambiado. Por más que digan y dirán, no parece que Rubalcaba sea su candidato preferido. Más bien abre la puerta a que el PSOE seleccione a alguien que tenga treinta o cuarenta años, que dé la sensación de aire nuevo y que se puede permitir el lujo de perder una o dos elecciones antes de acceder al poder. ¿Carme Chacón? Tiene un problema: su partido, sobre todo la cúpula, es rubalcabista a matar. Además, mal si es la candidata del PSC y peor si no lo es. Aunque con las primarias nunca se sabe. Surgirán candidatos sorpresa, pactos y componendas, pero a mí me encanta jugar al póquer y perder. Yo apuesto por Eduardo Madina.


Via vanguardia opinion

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